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Campesinas de Nogales en guerra contra exterminio de árboles nativos

Mega incendios forestales, tala indiscriminada y explotación inescrupulosa de madera, expansión minera y varios otros factores, siempre ligados a una nula conciencia y escaso respeto por el medio ambiente, son los responsables de la dramática devastación de extensas áreas de bosque nativo en nuestro país.

La región de Valparaíso no es ajena a esta lamentable situación. Y si a la desaparición de vastas zonas de bosque original producto de las causas antes señaladas, le agregamos la variable de la escasez hídrica, que según todos los pronósticos «llegó para quedarse», el panorama en nuestra zona no deja de preocupar.

Y mientras las autoridades estudian las fórmulas para enfrentar el dilema, son las bases sociales las que asumen un rol protagónico a la hora de tomar medidas concretas en la lucha contra el exterminio de los árboles nativos.

Los esfuerzos apuntan a la revaloración de la naturaleza, la recuperación y fortalecimiento de la identidad y el patrimonio local y esa ha sido la premisa con que un grupo de mujeres campesinas de Nogales, usuarias INDAP, tomaron el toro por las astas y comenzaron hace doce años con la producción de árboles nativos.

Para ello cada semana recurren a la recolección de semillas, para lo que se trasladan hasta la Cordillera del Melón (en el sector occidental del valle de Aconcagua) sitio considerado prioritario para la conservación de la biodiversidad:

“Nosotros partimos de que la base de todo es la semilla y lo primero es conocer los sectores donde están los semilleros. Son meses de trabajo, partimos a fines de noviembre y terminamos en abril la recolección de diferentes especies.  El grupo sale una vez a la semana a recolectar”, asegura la representante de la agrupación, Jeannette Barra.

Cada una de estas seis mujeres, con el apoyo de sus respectivos maridos, están encargadas de viveros que albergan, en total, cerca de 150 mil árboles nativos tales como el quillay, peumo, litre, molle, guayacán, quebracho, lingue, boldo, quilo, puya, lilén, arrayan naranjillo, por nombrar algunos, muchos de ellos vulnerables o derechamente en peligro de extinción.

Barra enfatiza que “todos nuestros viveros producen más o menos las mismas especies. El tema del cambio climático está afectando los ecosistemas y los árboles son súper importantes en lo relacionado con la biodiversidad. Estamos rescatando especies en peligro de extinción como el guayacán, el naranjillo y el rumpiato, que es un arbusto costero”.

FORMALIZACIÓN

La dirigente dijo que entre sus principales necesidades está el poder darse a conocer como organización, para lo que están tramitando la formalización legal del grupo y, por otro lado, quieren ampliar el negocio y mejorar la comercialización, ya que hasta ahora la realizan principalmente con empresas mineras.

El director regional de INDAP, Marcelo Herrera acompañado del director regional de CONAF, Leonardo Moder y su equipo técnico, visitaron uno de los viveros para conocer, in situ, el trabajo de estas mujeres campesinas donde además se establecieron algunos compromisos para apoyar esta iniciativa.

“Quedamos impresionados del trabajo, la línea de producción y del manejo técnico que ha logrado este grupo de mujeres. Por parte de INDAP nos comprometimos a hacer seguimiento a la etapa de formalización del grupo y apoyarlos en la comercialización dándoles espacio en los Mercados Campesinos para vender sus productos en forma directa. Luego de formalizado el grupo vamos a ver las futuras inversiones que hemos identificado, como la necesidad de abastecimiento de agua, ya que ellas están en un sector de escasez hídrica”, precisó el Director Regional de INDAP, Marcelo Herrera.

Leonardo Moder, Director Regional de CONAF las animó a fortalecer esta iniciativa: “me parece notable y muy interesante el caso de estas mujeres campesinas que producen plantas nativas de la zona mediterránea, porque son escasas, hay solo cinco en el mundo. Chile central es una de estas zonas. Por lo que he revisado en estos viveros no sólo hay mucho tiempo y perseverancia, sino que mucho amor. Se nota que tienen pasión por lo que hacen y es una contribución a la conservación, porque hay especies que están en categoría de amenaza para su conservación como el naranjillo, el belloto, el lúcumo, el lingue, el canelo, el guayacán, entre otros y se están produciendo acá”.

Como parte de los compromisos adquiridos, CONAF las invitó próximamente a participar de una gira técnica al vivero que tiene la institución en la Reserva Nacional Lago Peñuelas y al Parque Nacional La Campana. Asimismo, se busca establecer algún convenio para asesoría técnica. Además, serán incluidas en las bases de datos de CONAF donde figurarán en el registro de productores locales de árboles nativos.