Psicóloga y académica señala que “no se les muere una persona conocida, sino un dios” y dice que las situaciones sanitaria y económica ayudan a exacerbar la frustración y la impotencia.
El profundo dolor que hoy vive el pueblo argentino por la muerte del futbolista Diego Armando Maradona, tendría una explicación científica, según advierte la doctora Lillian Pérez Loezar, especialista en Neuropsicología y Neurociencias Cognitiva de la Universidad de Playa Ancha (UPLA).
La profesional, quien es académica de la Facultad de Ciencias Sociales, se refiere a un estudio que realizó la Universidad Siglo XXI en el año 2016 sobre la personalidad de los argentinos, el cual reveló que el 45 por ciento de la población es narcisista, el 32 por ciento tiene un trastorno de personalidad de tipo obsesiva y un 32 por ciento es histriónico. Por ello, expresan, gritan y exponen con fuerza sus puntos e ideas. Es decir, está en la idiosincrasia de su cultura ser intensos.
”Entonces, desde esa postura que ellos tienen, exacerban cualquier situación que atente contra la identidad nacional y Maradona, sin duda, pertenecía al colectivo. De hecho, hay una religión ´Maradoniana´. Está a tal nivel idolatrado, endiosado, que se les muere un dios, no se le muere una persona conocida, se muere un dios para ellos…y desde esa mirada narcisista, que se muera un dios, es una lesión para el país”, comenta la profesional.
En su opinión, otro factor que influiría en la sensibilidad de los argentinos es la crisis política, económica y sanitaria que atraviesa el país, cuestión que exacerba en ellos la frustración, la rabia y la impotencia por perder a un personaje como Maradona, que representa a alguien que, en medio de la adversidad, logra triunfar y dar alegría a su país.
Además, Maradona surgió del pueblo, era muy querido y gozaba de una gran influencia en distintos ámbitos, por ello -dice la psicóloga- sólo se le identifica a partir de sus logros, ignorando todas sus debilidades, adicciones y episodios oscuros.
¿Y CAMIROAGA?
En nuestro país, si bien hay un caso similar, como la muerte del conductor Felipe Camiroaga (2011), la doctora Pérez advierte que, por las características de nuestra cultura, éste no alcanza el nivel de idolatría que sí se aprecia en Argentina cuando muere uno de sus personajes tan queridos.
Pero ¿por qué nos afectó tanto la muerte de Camiroaga? Lillian Pérez explica que ello ocurrió porque su presencia en televisión, por tantas horas al día, fue una compañía significativa para las personas y lo transformó en un miembro más de la familia.
En el caso de Maradona, precisa, la cercanía era mucho mayor, era quien representaba al pueblo argentino.“Muchas veces se dijo que él había muerto y después salía en las entrevistas. Entonces, para muchas personas, él había resucitado… en el fondo, le daban, además, la inmortalidad. Entonces, ese tremendo ídolo se acaba de quebrar en un país que está fracturado, en un país que está muy mal. Entonces, esto de la pandemia no es tema al lado de la muerte del único ídolo que quizás les quedaba… En fin, están fracturados políticamente, económicamente. Y ahora la carga emocional de la muerte de un personaje que para ellos era un dios te insisto, era un dios”, dijo la especialista, quien no restó mérito a la capacidad de congregar que genera el fútbol, deporte que es transversal, que está arraigado en la cultura argentina y que hoy llora la partida de uno de sus grandes exponentes a nivel mundial.