Doctor Juan Pablo Reyes enfatiza que algunas palabras, en este nuevo contexto, cambian de sentido, como “protocolo” y “aislamiento social”, entre otros.
El coronavirus no solo ha provocado temor, desesperación, cambios de hábitos y de rutina en las personas, sino también ha generado modificaciones en la lengua española, específicamente en sus hablantes, quienes han incorporado distintos conceptos para representar una nueva realidad: la emergencia sanitaria.
Así lo plantea el académico de la Universidad de Playa Ancha (UPLA) y doctor en Lingüística, Juan Pablo Reyes, quien sostiene que muchas palabras del español que hoy se usan a diario (en redes sociales y medios de comunicación), ya existían antes de esta emergencia, pero hoy han cambiado su significado o se le ha otorgado un nuevo significado. Ejemplos hay varios: “Protocolo”, “cuarentena” y “aislamiento social”, entre otros.
Reyes agrega que también hay vocablos más recientes que surgieron con el desarrollo de la tecnología digital, tales como: “teletrabajo”, “telellamada”, “teleeducación” o “plataformas virtuales”, las cuales aumentaron su uso y, por lo mismo, hoy aparecen en una cantidad mayor en diversos contextos y situaciones comunicativas.
“Las lenguas son históricas, las lenguas están insertas en los movimientos sociales, en los acontecimientos y siempre son la expresión de un contexto. Es decir, el lenguaje está captando el momento, lo que estamos viviendo como sociedad, y lo hace a través de términos que están adquiriendo significados a partir de las situaciones en que se encuentran los hablantes. Eso es un fenómeno muy interesante de analizar”.
El especialista subraya que, en este momento, lo que vivimos como humanidad ha permitido que resurjan y se hagan cotidianos términos de la medicina y la higiene, lo cual ha favorecido que se difundan voces de las lenguas clásicas griega y latina, por ejemplo, “virus”, “guante quirúrgico”, “síntomas”, “contagio”, “pandemia”, “epidemia”, “casos”, “trazabilidad”, “mutación”, “examen” y “patología”, entre otros.
Juan Pablo Reyes comenta que a lo anterior se suman otras expresiones que se han incorporado desde que apareció el primer contagiado en Chile, como por ejemplo: “aislamiento social”, “testear”, “emergencia sanitaria”, “PCR (examen para detectar el virus), “manejo compasivo”, “cuadro infeccioso”, “brote familiar”, “aduana sanitaria”, “cuarentenas comunales” y “cordón sanitario”, las que resultan cada vez más familiares para quienes reciben los mensajes.
MUNDO VIRTUAL
Pero más allá de lista de palabras nuevas o no tanto, el académico plantea que, lo que se está generando lingüísticamente, es un fenómeno de comunicación a distancia que cambia en forma importante los sentidos que damos a nuestras palabras. Esto se produce porque el principio del aquí y ahora de toda conversación, se ve alterado por la virtualidad, que -según Reyes-, trae escenografías algo incoherentes respecto de los contenidos y formas de la conversación. Por ejemplo, lo que normalmente se conversaba en una oficina, en una sala, en un pasillo o en la calle, hoy se hace en un living, en una pieza, en una terraza, o la cama, cuando las personas realizan transmisiones en vivo a través de sus redes sociales.
“Una vez que pase esta pandemia e intentemos volver a la normalidad, muchas de estas palabras probablemente, más adelante formarán parte de frases en chistes, en conversaciones familiares entre amigos, en las redes sociales. Esto no es ni bueno ni malo, solo quiero subrayar cómo el lenguaje representa lo que vivimos… Sin duda, el Coronavirus no afecta gravemente a las palabras o a nuestra forma de hablar, pero sí genera un impacto que, desde el punto de vista lingüístico, se hace notar”.