El destacado paleontólogo argentino que con los dinosaurios busca despertar la pasión por la disciplina en los niños
Fernando Novas es el paleontólogo argentino del momento y un peso importante a nivel mundial. Próximamente llegará a Antofagasta para participar en el Festival de Ciencia Puerto de Ideas que se realiza en esa ciudad, instancia en la que conformará un panel titulado “Viaje al Chile antes de Chile sobre el mundo jurásico descubierto (y por descubrir) en Chile, Argentina y Brasil, el domingo 15 de abril.
La formación de Fernando Novas como científico comenzó a una edad temprana (11 años) y por mera curiosidad. Quedó fascinado con dos libros de dinosaurios que encontró en una librería de Villa Gesell. Desde ahí comenzó una carrera autodidacta. Visitaba frecuentemente el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia –donde hoy trabaja-, tomaba notas y sacaba fotocopias de los estudios científicos. Él mismo reconoce que no entendía todo lo que leía, pero que le impresionó mucho enterarse del significado de la palabra dinosaurio: “reptil terrible”.
Inspirado por estas experiencias, continuó estudiando el tema, primero en el colegio y luego en la Universidad de la Plata, de donde se tituló como doctor en ciencias naturales.
Recuerda muy bien su primera salida a terreno. Fue organizada por José Bonaparte, el mítico paleontólogo argentino, que para él era todo un ídolo. En esa ocasión trabajó como picapedrero en un yacimiento y tuvo su primer contacto con un no despreciable fémur de 1 metro y medio.
Desde entonces ha dirigido numerosas expediciones en Argentina, varias de las cuales han resultado en hallazgos reveladores. Sus estudios sobre dinosaurios encontrados en distintas partes del mundo –incluyendo India, Brasil, China, Alemania, Estados Unidos y también Chile-, cuentan con el apoyo de la prestigiosa National Geographic Society y de The Jurassic Foundaion.
Un momento clave de su carrera fue sin duda el descubrimiento del Unenlagia (del mapudungún “mitad ave”) en 1996. Este espécimen tenía el tamaño de un avestruz y podía batir los brazos, pero no volar. Cinco meses después de estudiar los restos, Novas comprendió, con inmensa alegría, que había encontrado al eslabón perdido entre el dinosaurio y el pájaro.
Otro descubrimiento de particular importancia fue el del Puertasaurus reuili, en 2015. Un día caminaba casualmente con su colega Pablo Puerta por un camino alternativo hacia el yacimiento en el que estaban trabajando. De pronto, Puerta se detiene y dice, “ché, mirá lo que hay ahí”. De la roca asomaba una vértebra. Pertenecía a uno de los herbívoros más grandes encontrados hasta el momento: se calcula que medía 35 metros de largo y pesaba unas 100 toneladas.
El mismo año, Novas fue convocado por una pareja de geólogos chilenos que creían tener una gran pista. Su hijo, de solo siete años, había descubierto fósiles inusuales cerca del lago General Carrera. Los estudios determinaron que se trataba del primer dinosaurio del período jurásico encontrado en Chile y uno de los más raros del mundo. Novas lo bautizó Chilesaurus diegosuarezi, en honor a Diego Suárez, el niño que dio la alerta.
Tras años de hallazgos y estudios, a Novas le llama la atención que los restos descubiertos en la Patagonia sean tan descomunales, y cree que hay mucho más por descubrir. Está convencido de que allí se encuentran restos clave para construir el conocimiento sobre los dinosaurios, al que espera poder seguir aportando directamente.