Psicóloga y doctora en Educación, Claudia Carrasco, explicó que la mayoría de los casos se puede abordar con distintas estrategias de aprendizaje en las salas de clases.
Estamos frente a un nuevo sujeto de aprendizaje que tiene características distintas, que tiene motivaciones diferentes y cuyo ritmo requiere otro tipo de enseñanza. Por lo tanto, si este niño –que es nativo digital- se enfrenta al mismo sistema de enseñanza que se aplicaba a otras generaciones, es lógico que se presenten problemas de atención y concentración al interior del aula.
Así explica la psicóloga de la Universidad de Playa Ancha y doctora en educación, Claudia Carrasco Aguilar, el fenómeno del uso del Ritalín para tranquilizar y aumentar la concentración de los escolares en las salas de clase.
“Tenemos muchos niños que presentan una estructura cognitiva y desafíos y habilidades culturales que son muy diferentes del estilo de actuar de las personas adultas. Entonces aquí tenemos un encuentro de lo que la política de Convivencia Escolar dice que son nativos digitales. Y entonces esta diversidad, esta rapidez con la que funciona el mundo actual, hace que efectivamente sea muy difícil para los niños quedarse en una sola tarea, por mucho tiempo, concentrado”, sostuvo la especialista, quien agregó que, por otro lado, el colegio no ofrece alternativas para que los escolares desarrollen una multiplicidad de tareas al mismo tiempo.
Falla en el diagnóstico
Claudia Carrasco comentó, además, que el diagnóstico tiene una base sintomatológica, no neurológica. Por lo tanto, para llegar a esa definición, la familia completa una pauta, el profesor también y luego el neurólogo hace una observación del niño en su consulta. Posteriormente, triangula esta información y determina que se trata de déficit atencional.
Una vez que se confirma este diagnóstico, se desarrolla una serie de estrategias para lograr la adaptatibilidad del niño. En caso de que ello no dé resultados, recién se recurre a medicamentos como el Ritalín, lo que en su opinión afectaría solo a un grupo reducido de niños.
“Ese porcentaje de niños es muchísimo menor del sobrediagnóstico que tenemos hoy día. Las investigaciones, fundamentalmente la gente del Observatorio de Políticas Educativas de la Universidad de Chile, se ha encargado de levantar este sobrediagnóstico, a través de estadísticas. O sea, estamos del orden del 150 por ciento extra y, por lo tanto, le estamos llamando déficit atencional a cosas que no son déficit atencional”, aseguró la especialista.
Sin embargo, eso no es todo. Advirtió, además que este sobrediagnóstico está asociado a prácticas de discriminación en la escuela, puntualmente sobre niños que tienen necesidades educativas especiales, cuestión que a su juicio se acerca peligrosamente a la vulneración de derechos de los mismos.
“Si tú juntas ambas cosas: que es fuente de discriminación en la escuela y que hay un sobrediagnóstico, que es desproporcionado y que no tiene que ver con la realidad, la verdad es que estamos casi frente a una vulneración de derechos institucional. Por eso, este proyecto de limitar o prohibir que las escuelas puedas exigir el uso de un medicamento, es muy pertinente. La escuela no es un centro de salud y tendrán que ser los profesionales de la salud los que se encarguen de ello”, dijo la psicóloga.
Por otra parte, sostuvo que, actualmente, el profesor está agobiado porque debe asumir distintas tareas, sin posibilidad de capacitación, y con una carrera profesional que es individual y meritocrática. Por lo tanto, dijo- hay un contexto político nacional que dificulta que los docentes se preparen en estos temas.
“Yo, la verdad, veo profesores hacer su mejor esfuerzo, pero en este mejor esfuerzo, algunos de ellos (tampoco son todos), tienen dificultades para entender cómo poder trabajar de manera más pertinente con un grupo de estudiantes que es muy diferente y colegios que tienen muchas dificultades para poder preparar a un grupo de profesores en esta materia”, concluyó la profesional.