El gremio llamó a la autoridad a preocuparse de la salud de la población y a las empresas a asumir la responsabilidad ética y el deber moral de preocuparse del entorno.
Desde hace varios meses el Departamento de Derechos Humanos y Medio Ambiente del Colegio Médico Valparaíso viene estudiando el tema de la contaminación en la región. Uno de los hallazgos más preocupantes se refiere al material particulado fino y ultrafino, que estaría afectando no solamente a la llamada “zona saturada” de Concón-Quintero-Puchuncaví, sino a toda la región, dado que por efecto de los vientos las partículas son arrastradas hacia otros sectores.
Así lo dio a conocer la presidenta de este Departamento del Colegio Médico Valparaíso, Dra. Juanita Fernández, quien apuntó a la necesidad de realizar estudios independientes, así como planes de emergencia y preemergencia.
“La gente cree que no está afectada en Papudo, Zapallar, pero lo está igualmente. Y no solamente eso, sino que los vientos lo llevan (el material particulado) por la cuenca del Río Aconcagua hacia los lugares donde se toma nuestra agua. Puede ser que nuestra agua no esté tan contaminada, pero la verdad es que hay que hacer estudios que sean independientes, que no tengan que ver con las empresas”.
La Dra. Fernández también llamó la atención sobre las normas medioambientales que se usan en nuestro país, dado que “son normas anormales. O sea, nosotros tenemos normas que no tiene nada que ver con las normas internacionales, duplican o triplican las de la Organización Mundial de la Salud”. Un ejemplo de ello es la norma que en Chile fija la concentración máxima de arsénico en el agua potable en 0,05 mg/l, mientras que la Organización Mundial de la Salud presenta límites más estrictos, con un máximo de 0,01 mg/l.
“Yo creo que se explica porque en Chile existe un Servicio de Evaluación Ambiental y no una agencia de protección ambiental como, por ejemplo, en Estados Unidos. La norma de la EPA, la Agencia de Protección Ambiental norteamericana es muchísimo más estricta que la nuestra, tiene muchísimo presupuesto y las multas las destina a descontaminar”, explicó la doctora.
Otro de los aspectos preocupantes dice relación con la contaminación de los suelos. En 2015, el geólogo Carlos Rodríguez realizó un estudio, encargado por la Subsecretaría de Medio Ambiente, en el marco de un proyecto que buscaba avanzar en la evaluación de los riesgos para la salud de la población de Puchuncaví y Ventanas.
“Lo que hicimos fue hacer un modelo de distribución espacial de los principales contaminantes en el suelo, información que es relevante para hacer evaluaciones del riesgo para la salud de las personas que habitan estos suelos. El principal resultado fue detectar altas concentraciones de metales pesados en torno a la zona industrial de Puchucaví y Ventanas”.
Se encontró gran presencia de metales tales como hierro, vanadio, arsénico, zinc, antimonio, plomo y mercurio, la mayoría derivados del cobre, los que en su mayoría, exceden por mucho las normas internacionales. Por ejemplo, el nivel máximo encontrado de Arsénico fue de 805 ppm (mg/kg), que es 40 veces el valor máximo de la norma alemana (20 ppm). En Cobre, los valores máximos encontrados fueron 154 veces mayores que la misma norma. Rodríguez afirma que tras entregar los resultados de este estudio no se ha visto ningún otro avance al respecto.
En este escenario, a través del Departamento de DDHH y Medio Ambiente, el Colegio Médico Valparaíso considera que son varias las acciones que deben tomarse: homologar todas las normas chilenas con las normas sugeridas por la OMS y consideración del impacto sobre la salud de todo nuevo proyecto de desarrollo regional; exigir que los permisos a nuevas industrias se condicionen al cumplimiento de tales normas, suspendiendo, si es preciso, la instalación de nuevas fuentes que contribuyan a empeorar la situación actual de saturación; realizar una actualización toxicológica de toda la población expuesta (seguimiento de los datos de La Greda, por ejemplo), con delimitación y clausura de los lugares contaminados y prohibición de su uso para todo fin hasta la descontaminación total del suelo e instalaciones.
Asimismo, ello, sugieren contar con instrumentos de medición que permitan medir confiablemente la contaminación ambiental; la asignación de fondos para proyectos de organismos independientes que establezcan un catastro de los casos actuales de cáncer, alteraciones endocrinas, etc., epidemiológicamente válido en la zona de Concón-Puchuncaví, a repetirse anualmente; gestión de dineros fiscales con reasignación a educación ambiental, recuperación y descontaminación del daño de cinco décadas; y tomar razón de la co-responsabilidad de las autoridades en la situación actual de incapacidad del Estado de cumplir con la obligación constitucional de respetar, proteger y garantizar el derecho a la salud de los habitantes de nuestra región.
Para el presidente del Colegio Médico Valparaíso, Dr. Juan Eurolo, la actual situación de la contaminación ambiental en nuestra región obedece a que “se han privilegiado criterios financieros y ganancias de las empresas. No hay fiscalización alguna por parte del Estado, las normas son anticuadas, o sencillamente no hay normas, o muchas de ellas están interferidas por intereses de las empresas”. El facultativo llamó a la autoridades a “que se preocupen de fiscalizar, tener equipos de discusión medioambiental adecuado, que tomen en cuenta todos los criterios, llamar a la preocupación por la salud de la población y a las empresas a la responsabilidad ética, que asuman un deber moral de preocuparse del entorno que los rodea”.