Psicólogo de la UPLA advierte que el abuso de las pantallas genera intolerancia a la frustración, poca paciencia, poca iniciativa al logro y capacidad imaginativa disminuida, entre otras consecuencias.
Falta de concentración, ansiedad, irritabilidad, poca tolerancia a la frustración y búsqueda inmediata de la gratificación, son algunas de las consecuencias que genera en los niños y adolescentes el abuso de los videojuegos, redes sociales y pantallas en general, expresiones que quedan de manifiesto, especialmente, cuando se les quita el acceso a estos implementos.
Así lo expresa Juan Pablo Araya Abarca, psicólogo clínico de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), quien afirma que aún no hay consenso respecto a si se trata de un descontrol de impulsos, un trastorno por dependencia o adicciones comportamentales, trastornos que si bien no implican el consumo de una sustancia, en la base sí operan de la misma forma como si se tratara de adicciones a sustancias.
“El cerebro, cuando se droga, tiene una
operación en el sistema de recompensa, por el cual se siente mucha
gratificación, además está asociada a una hormona, un neurotransmisor que se
llama Dopamina. Hay una explosión de Dopamina en cerebro. Esto se da también en
la ludopatía, adicciones sexuales, y uso y abuso de las pantallas (video
juegos, uso de redes sociales), dijo el profesional.
Advierte que si las pantallas son utilizadas
correctamente (computador, tablet, celulares y videojuegos, que son parte
del mundo del adolescente), sí tienen efectos positivos, como promover la
comunicación con los pares, constituir nuevas formas de relacionarse y aumentar
la autoestima al sentir que forma parte de un grupo, que lo escuchan o que
tiene la posibilidad de influir. Sin embargo, con la misma claridad sostiene
que si no está definido el objetivo del celular y las reglas de uso que
establecen los padres, se corre el riesgo de generar dependencia de las
pantallas, en general.
“Pasarle un celular con
internet a un chiquillo, es entregarle una poderosa herramienta de conexión,
que le abre un sin número de posibilidades y también un sinnúmero de riesgos.
Entonces, si usted quiere entregarle un celular a un niño para que se
comunique, por qué tiene que tener internet, porque en estos momentos,
entregarle un celular con internet es entregarle youtube, todo el mundo de
internet….le entrega redes sociales, no solo un para para comunicarse . Por lo
tanto, las reglas deben estar claras desde antes…. Lamentablemente, estamos
viendo las consecuencias de no haber establecido estas reglas antes de
entregarle el celular”, dice el
profesional, quien recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS)
establece que un niño no debiera tener un celular antes de los 13 años.
Sostiene que si el adulto entregó un celular a un niño de 11 años, a los 14 años será muy difícil colocar reglas para su uso, con el riesgo de que ya esté habituado al aparato. Misma cosa ocurre con todas las pantallas en general. ¿Las consecuencias?: niños distráctiles, distorsión del tiempo de espera, intolerancia a la frustración, poca paciencia, poca iniciativa al logro, capacidad imaginativa disminuida. Si a ello se suma que muchos adolescentes dejan de dormir por estar frente a una pantalla, se agregan el trastorno del sueño y del ánimo.