Análisis de sedimentos dará luces del comportamiento de los ecosistemas en tiempos pasados y de las zonas que podrían sufrir efectos frente al cambio climático.
Rehacer la historia del paisaje de Chile Central, identificando los cambios que ha evidenciado en los últimos 10 mil años, a través del análisis de sedimentos y, desde dicho registro, plantear lo que podría ocurrir en futuros escenarios climáticos, es el foco de la investigación que el doctor en Geografía Física, Jean Pierre Francois, realiza en la Universidad de Playa Ancha (UPLA).
Mediante un proyecto Fondecyt de Iniciación, el investigador recolecta entre La Serena y Concepción muestras de sedimentos en pantanos, humedales y sitios que, como verdaderas trampas naturales de la historia, atrapan vestigios de vegetación, carbón y, en suma, de elementos bióticos y abióticos que darán luces de lo que ocurrió hace miles de años en el paisaje del centro del país.
Cuándo hubo más o menos bosques, determinar mediante análisis de partículas de carbón cómo ocurrieron los incendios forestales e identificar qué ecosistemas respondieron de mejor manera a las variaciones en el estado del sistema climático, será parte de lo que el investigador de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas podrá dilucidar.
“Si es verdad que hubo un período más seco en lo que se denomina Holoceno temprano, que considera los primeros 5 mil años, la idea de nosotros es utilizar ese período como un análogo actual para lo que será el escenario climático futuro. Con ello se podrá entender, por ejemplo, la resiliencia de las comunidades. Si viene este cambio climático, cuáles son las comunidades vegetales o los ecosistemas a los que se debería prestar más atención, porque son más vulnerables, y cuáles más resilientes”, explica el doctor Francois.
Si hay algo que demuestran los registros fósiles -sostiene el investigador UPLA-, son cosas que quizás no esperamos, que no hemos visto y que al ocurrir en tiempos pretéritos, nos dan lecciones de cómo actuar. Al mismo tiempo, en base a mediciones, esta retrospectiva analítica contribuye a adoptar directrices en términos de conservación.
“En los sedimentos hay miles de cosas, se puede conocer la historia eruptiva de un lugar. En sitios cercanos a la costa podemos reconstruir los tsunamis y saber la recurrencia de eventos. También se puede conocer la recurrencia de eventos de sequía, qué tan severa puede ser, qué áreas dentro de Chile Central son las que se van a ver más afectadas. Lo que aporta esto es una visión amplia temporal y espacial”, precisa.
MAGNITUD DEL CAMBIO
Según el doctor en Geografía, lo que más destaca de lo recogido hasta el momento es la magnitud del cambio.
Considerando que el territorio de Chile Central tiene por lo menos 11.500 años de ocupación por parte de los humanos -según data de osamentas encontradas en Los Vilos en 2014-, los mayores cambios ambientales, de vegetación y el efecto del fuego se registran con la llegada de los españoles. Un hombre que arriba con otra idea de utilizar el ambiente y el suelo.
Lo peor del cambio climático es que no tiene rostro, afirma el académico. “Sin embargo, los cambios locales tienen nombre y apellido. El tema de Petorca, por ejemplo, tiene nombre y apellido de quién está explotando los acuíferos de una manera ilimitada. Está claro que el ser humano genera cambios de una manera irreversible, pero no es cualquier ser humano”, concluye.